domingo, 12 de agosto de 2018

El Salvador de antaño, ferrocarril.


Hace dos siglos atrás una fuerza generadora de progreso y turismo llego “al pulgarcito de américa” El Salvador. Un 4 de Junio de 1882 el  Presidente de esa época Rafael Zaldívar inauguraba oficialmente el servicio del ferrocarril,  con la llegada a Sonsonate de la primera locomotora a vapor que conducía un convoy de pasajeros y carga.  A partir de ese día la movilización de pasajeros de una ciudad a otra dentro del país resultaría ser más fácil, en su inicio el ferrocarril  estuvo propuesto para conectar a México con Panamá vía El Salvador.


Su recorrido dentro del El Salvador inicio desde Sonsonate y el puerto de Acajutla luego se extendió a Santa Ana, con el paso de los años las líneas se  extendieron cruzando 620 kilómetros desde San Salvador, al  Puerto de Cutuco (La Unión)  pasando por las ciudades principales como Cojutepeque, San Vicente, Zacatecoluca, Usulután, San Miguel pasaba a los alrededores de la Laguna de Aramuaca, Laguna de  Olomega y luego hacia su retorno a  San Salvador.

El ferrocarril contaba con un vagón para pasajeros de primera clase con ventanilla de vidrio y persianas, ventilación suficiente y cómodos asientos; un carro góndola con techo, descubierto a los lados; catorce carros pequeños de trabajo y un carro para rieles. Los precios de los pasajeros oscilaban entre seis centavos de colon  por kilómetro en primera clase, tres centavos en segunda. También contaba con un vagón presidencial conocido como  el Cuscatlán  el cual era asignado para el presidente del país.

Su funcionamiento fue catalizador para el despertar de la actividad comercial e industrial, estimulaba el trabajo y el espíritu emprendedor de las empresas y  de las personas, lo que se consideró como una clara señal de progreso para El Salvador.

Debido al daño de los atentados  producido por la guerra civil y problemas financieros, el servicio fue suspendido el año de 2002. Sin embargo, estuvo en funcionamiento desde el 1 de octubre de 2007, hasta el 20 de agosto de 2012 entre la estación de FENADESAL, al oriente de San Salvador, y el municipio de Apopa, los planes de la empresa son reanudarlo a nivel nacional dentro de un período no determinado.







domingo, 5 de agosto de 2018

Noche mágica entre faroles en Ahuachapán.

El día de los Farolitos es una tradicional fiesta católica Salvadoreña realizada cada 7 de septiembre. Una celebración que data desde 1850 y  originaria de Ahuachapán según la tradición católica, para conmemorar la víspera del nacimiento de la Virgen María.

La Asamblea Legislativa de El Salvador declaro en 2014: “En reconocimiento al esfuerzo de los habitantes de Ahuachapán por mantener la tradición de celebrar desde hace más de 150 años, cada siete de septiembre el Día de los Farolitos, las Diputadas y Diputados acordaron declarar esa celebración ‘Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador”.

En los últimos años la tradición  ha cobrado relevancia y se ha convertido en un gran atractivo turístico para los salvadoreños y extranjeros por sus coloridos faroles.

Actualmente los farolitos se elaboran de madera y papel celofán. En sus inicios se comenzaron a usar farolitos, hechos con pencas de izote. Se elaboraban amarrando las hojas de las plantas hacia arriba, retirando el retoño más tierno y colocando en ese lugar una candela. También utilizaban ramas de pascua blanca, dándole una evolución a los farolitos de vara de carrizo; luego comenzaron a crearlos con la forma que tienen en la actualidad.

En un principio se colocaba un farolito en cada casa, pero en los últimos años los habitantes han tomado la tradición de crear sofisticados faroles que iluminan completamente la ciudad de Ahuachapán.
 Los materiales básicos que se necesitan para fabricar un farolito hoy son: reglas de madera, clavos, papel celofán, almidón de maiz (engrudo), velas de cera y alambre para colgar. Además se ha comenzado a probar la cáscara de la vara de Brasil, ya que es moldeable y con ella pueden hacerse otras figuras, como estrellas, muñecas, peces, faroles redondos, entre otras
Las actividades comienzan desde tempranas horas con una variada oferta gastronómica en el parque central del pueblo de Ahuachapán, al llegar la noche todas las familias comienzan a encender los faroles, llenando de magia y el colorido a la gente y la cuidad de Ahuachapán.




Una mirada al San Miguel de antaño.

San Miguel es una de las tres ciudades más importantes de El Salvador, aún conserva mucha diversidad cultural pero sus habitantes apenas...